En el marco del Día del Público 2020

La Federación Internacional de Cine Clubes (FICC/IFFS) saluda a todos los que, en todo el mundo, trabajan para el público organizado, que constituye un importante cuerpo de la cultura y el cine: los espectadores son, al final, la razón de ser para la creación y la producción audiovisual. Estamos viviendo tiempos duros. La pandemia de Covid19 está afectando a todos, a todos los públicos y en todo el mundo. En esta oportunidad, la primera palabra es de solidaridad y dolor por la trágica situación y las pérdidas.

En muchos países y ciudades, el encierro y el aislamiento social están en curso como medidas de mitigación y prevención. Los cines y teatros están cerrados. Los trabajadores del cine y el audiovisual, desde el elenco y el equipo hasta la post producción, distribución y exhibición tienen sus actividades en espera. El sector está cerrado en casi todo el mundo. Los cineclubes se reinventan como miembros activos de la comunidad local y cultural, expresando también su completa solidaridad con todos los afectados indirectamente por la crisis del Coronavirus.

La FICC/IFFS suscribió la Declaración conjunta del sector cinematográfico / audiovisual (con otras 115 organizaciones cinematográficas) pidiendo una acción urgente por parte de los tomadores de decisiones de la Unión Europea y los Estados miembros para salvaguardar el futuro del sector a raíz del brote de Covid19, siguiendo los pasos de medidas de emergencia iniciales anunciadas a nivel nacional, incluso por fondos de películas y otros organismos. Además, la FICC/IFFS sigue con preocupación la promoción de medidas no democráticas tomadas por algunos gobiernos, en diferentes continentes, aprovechando la actual coyuntura.

Sabemos que los activistas de los cineclubes tienen un papel importante en la ayuda y apoyo de los necesitados, manteniendo el espíritu de lucha y trabajando cerca de las personas y la comunidad. Esta conexión con las comunidades locales es una de las características de nuestro movimiento. La capilaridad de los cineclubes los hace conscientes del cine y las películas, pero también de la comunidad circundante y de tomar medidas en diferentes campos cuando sea necesario. El papel social, político y cultural del cineclub se destaca en los momentos de crisis.

Por otro lado, muchos cineclubes realizan cambios en sus actividades. Aprovechando los muros de los barrios como pantallas para proyecciones, o tomando en sus manos las herramientas de comunicación e Internet. Un gran número de autores, directores y productores pusieron sus producciones disponibles en línea, en una generosa contribución para el alivio de los ciudadanos. Incluso sin salas de cine, las películas son parte de nuestras experiencias diarias y ayudan a lidiar con el encierro y el distanciamiento social.

Los derechos humanos también entrañan derechos culturales, que se suman al derecho a la salud y la educación. En nuestros tiempos del desdoblamiento virtual del mercado y el estado, la sociedad debe estar en el centro de la reflexión, como consumidora de la oferta de la industria cultural y a la vez como beneficiaria de las políticas públicas y observadora del desempeño democrático de los actores socioculturales institucionales.

Las luchas por los derechos del público podrían remontarse a mayo de 1849, a la escalada que vivió el enfrentamiento entre simpatizantes de dos actores teatrales que rivalizaban en la escena del teatro en Nueva York, y que en el transcurso de aquellos días manifestaron el temperamento de los aficionados a través del abucheo organizado y público contra William Charles Macready (un célebre actor inglés de gira en Norteamérica), y respaldando a  Edwin Forrest, un actor local que se daba ciertas licencias al montar las obras de William Shakespeare para una mejor recepción entre el pueblo norteamericano.

Para intimidar la protesta social que se dio en una de las actuaciones de Macready el 10 de mayo de 1849, hubo una dura represión policíaca que produjo muertes inocentes y anónimas por los choques, físicos y simbólicos de la lucha de clases. Felipe Macedo presentó la iniciativa de adoptar el Día del Público, en el VI Encuentro iberoamericano de cineclubes en Atibaia 2011 (SP, Brasil), y el trágico hecho documentado por el investigador brasileño al estudiar los orígenes del cineclubismo, sintetiza una forma crítica y rigurosa de indagar en la memoria del asociacionismo. También como un ejemplo de la conformación del público –observado por Noel Burch–, que a mediados del siglo antepasado ya ocupaba un lugar central en la vida urbana en la sociedad decimonónica.

El espectáculo público del teatro, detonó expresiones sociales al margen de los escenarios, como en aquella ocasión en la que los espectadores eran los protagonistas de una protesta y se rebasaron los límites que les imponían los poderes fácticos a ser meros testigos. Al respaldar a un actor de su predilección, exigieron su participación en las decisiones artísticas de la oferta cultural.

Comenzando la segunda década del siglo XXI, persisten desigualdades económicas que se agravan con la pandemia. La realidad que se ha impuesto por las medidas sanitarias actuales, coloca el Internet como una de las herramientas actuales, que se ha utilizado para superar la marginación y el aislamiento como estrategia de mitigación del Coronavirus, pero que bien vale la pena extender todavía más a todos los sectores de la población. Mediante videoconferencias, el convivio a distancia se va haciendo más frecuente en la vida laboral y personal en todos los países y seguramente abrirá formas de intercambio que serán de mucha utilidad para estrechar lazos y agilizar la comunicación internacional y localmente. Como nunca antes, los teléfonos celulares y las computadoras personales se aprovechan como puntos de enlace. En ese convivio mediatizado por la tecnología (televivio), se aporta calidez humana al frío de las redes sociales, intercambiando de puerto a puerto, intimidad y cotidianidad en una situación de emergencia de salud en el mundo.

En el vocabulario de la globalización digital, día a día escuchamos y nos hacemos usuarios de chats, transmisiones en vivo, podcast, canales de video, portales audiovisuales, stickers,  videojuegos en línea, plataformas de enseñanza a distancia que pueden ser aprovechados por  cinéfilos, críticos audiovisuales, publicaciones multimedia, centros de enseñanza y educación, que alimente la expresión de los cineclubes y conserve sus huellas.

Los docentes, investigadores, curadores y promotores culturales, pueden sumarse con mapas del inmenso espacio de Internet y guías pedagógicas y de apreciación, con atajos a archivos fílmicos, cinematecas y filmotecas en línea a través de códigos QR, portales y compilaciones de títulos disponibles, y siempre serán bienvenidas las crónicas, las reflexiones y las memorias de esas sesiones de diálogo crítico y retroalimentación colectiva.

Saldremos de esta crisis con nuevos hábitos y mejores visiones sobre el sentido de comunidad y el respeto por la vida del planeta. Y, cuando podamos encontrarnos de nuevo en la obscuridad de un cine, para compartir emociones y vivenciar una película colectivamente, podremos ser de nuevo la hermandad del cine: cineclubistas.

¡Somos el público!

 

João Paulo Macedo – Presidente

Gabriel Rodríguez – Secretario General

Federación Internacional de Cine Clubes

 

Información e imagen tomada del artículo: O dia do público, Felipe Macedo (2011) en https://www.academia.edu/37276942/o_dia_do_p%C3%BAblico.docx